21 DÍAS. Día 11. Me permito relajarme.
Entonces, estás todo el día pensando en qué hacer luego, mas rato y mas tarde. Planificando cada paso y posible movimiento. Intentando controlar el futuro. Y también, poniendo exigencia tras exigencia a mi propio hacer. Cumplir con el ideal de mi persona, seguir, no parar, estar alerta todo el tiempo. Y entonces me detengo, nuevamente me doy un momento para mirarme. Derrepente frente al espejo, me miro a los ojos y me pregunto qué quiero. Me miro a los ojos y me pregunto qué siento. Qué pasa si un día no quiero cumplir con todos los estándares, con todos los ideales, que yo misma me puse.
Hoy quizás, sólo quiero ir más lento, hoy quizás, sólo quiero bajar el ritmo, sentarme a respirar, tomar un té o un chocolate caliente, sonreír, sonreír, sonreír. El orden de las cosas sigue fluyendo desde la sabiduría del universo. Y soy parte de él. Estoy dentro del entramado movible, continuo e incesante. Este respiro es sólo una pausa ilusoria, me detengo aquí, y aún así
la energía se sigue moviendo. Las intenciones hechas desde el corazón se siguen acomodando aunque yo suelte el control por unos minutos o por un día completo. Sonrío, sonrío, sonrío.
Comentarios
Publicar un comentario